Detrás del airado grito de denuncia de Koeman contra el VAR, tras haber encadenado su segunda derrota consecutiva en Liga sumando sólo un punto de los últimos nueve posibles, esconde también los problemas de un Barça que aún no tiene el plan definitivo de lo que quiere ser.
Puedes ver lo que busca el técnico, pero sigue siendo tan verde que es un boceto borroso
Puedes ver lo que está buscando la tecnología, pero sigue siendo tan verde que es un boceto borroso. En un club sin discurso, donde el presidente tiene una fecha de vencimiento, Koeman es la única voz que se escucha.
En medio de una guerra civil en Barcelona, incluso entre jugadores y el tablero, Koeman intenta construir su trabajo. El miércoles, se marcha a Turín para enfrentarse a la Juventus en la Champions sin Piqué (sancionado).
Cambios que no cambian
Ni siquiera tiene el modelo que pedí. Está desequilibrado. Le falta lo nuevo que quería y la centralita que necesitaba. Dest, que ofreció una imagen excelente en el clásico, es la única firma que lleva la firma de Koeman. No para que el técnico sacuda al equipo en todas partes.
No tiene el modelo que solicité, pero es valiente en el tablero, consciente de que no tiene tiempo para revitalizar al equipo
Desde la meseta -Pedro, un chico de 17 años, pasó por delante de Griezmann, campeón del mundo que le costó al club 135 millones de euros- a la táctica.
Bravo tuvo que abandonar el clásico 4-3-3 y refugiarse en el 4-2-3-1, inusual en el Camp Nou, aunque no cuando tiene que revitalizar al equipo sobre la marcha. Esto cambia de repente y con retraso, dejando al equipo seco.
Paciencia que no existe
Pidió hace unos días “paciencia”, lo único que no existe en Barcelona desde hace años. Una palabra que ha desaparecido del vocabulario culé, que quemó a dos entrenadores en 2020: Valverde y Setién. No quiere dejarse llevar por esta corriente destructiva que ha transformado el banco del Camp Nou en una silla eléctrica. Toca canciones de Koeman para reunir a un grupo extremadamente herético.
De Messi a Ansu
En su armario conviven tres generaciones. El primero y más veterano, dirigido por Messi, con Piqué, Busquets, Alba. El capitán sigue de luto porque no se le permitió salir. La segunda es la reforma carísima que no funcionó, simbolizada en la melancolía de Griezmann, Dembélé y Coutinho.
Sin olvidar De Jong, un joven que despertaba unanimidad porque encarnaba todo lo que ama el Barça. Por el momento, este talento que sedujo en el Ajax no se ha visto.
El tercero tiene un cartel emocionante con Ansu fati como símbolo con Pedri y Dest. Hijos de la esperanza en un Barça que vive una montaña rusa que marea a todos.
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